"Trabajar en No se lo digas a nadie me estereotipó"
Santiago Magill es un rostro frecuente en nuestro imaginario colectivo porque protagonizó No se lo digas a nadie, la película de Francisco Lombardi inspirada en el libro de Jaime Bayly. Acaba de conducir, en Plus TV, Quisiera ser grande. Aquí su voz.
"Mi papá trabajaba en Backus y sus amigos, bromeando, decían que los que tomaban Pilsen Callao eran maricones. Una vez lo acompañé a un restaurante –yo tendría cinco años– y mientras él conversaba con la dueña, me puse a caminar por el local. Al ver que la gente tomaba Pilsen le grité: 'Papá, papá, aquí todos son maricones'" (risas). Así comienza nuestra charla con Santiago Magill, actor de cine y conductor televisivo.
SE LO VE TÍMIDO...
Más que tímido soy reservado, nervioso, temeroso… sí, soy tímido (ríe). Muchas veces la gente pone lo que le da la gana. Magaly, por ejemplo, ha dicho muchas veces "la verdadera historia", y resulta que esta termina siendo totalmente distinta de lo que presenta en el programa. A mí me ha pasado que he estado con mi hermana en la moto y han publicado "Santiago Magill ha estado con su novia". Eso le puede dar risa, pero uno se termina diciendo: "Qué mundo horrible en el que vivimos".
¿ES UN HOMBRE PREOCUPADO POR EL MUNDO, POR EL PAÍS?
No sé si preocupado, pero vivo triste por la violencia e injusticia que veo a mi alrededor.
ES UN PERSONAJE MEDIÁTICO...
No sé si eso me gusta mucho. Me genera un conflicto. En Brasil la pasé bien porque recordé lo que era el anonimato, salir a la calle y que no te reconozcan. Extraño el anonimato pero me angustia ver lo mal que están las cosas y no hacer nada. Entonces me comprometo con causas benéficas, pues allí sí sirve mi imagen pública, y me digo: "Por lo menos aquí hago algo útil" (risas).
LA TV ENTRETIENE A LA GENTE, ¿ACASO NO ES ÚTIL ENTRETENERLA?
Tengo muchas cosas no resueltas. Yo sí creo que el entretenimiento es útil, pero, por ejemplo, mi programa en Plus TV era de entretenimiento, y lo considero más útil que Torbellino (novela donde Magill trabajó). No digo que sea una mierda, pero Torbellino no va a contribuir a que una persona forme su opinión sobre la sociedad, al contrario. Mucho de este entretenimiento está hecho para que la gente no vea la realidad y no busque cosas mejores en el mundo. Y sí, es tu chamba, necesitas pagar cuentas. Yo acepto esto pero no dejo de ser crítico.
¿POR ESO SE ALEJÓ DE LA TELE?
Allí descubrí que era la vida lo que me fastidiaba, porque la sentía vacía, y no solo la mía sino la vida en general. Veo las guerras, la pobreza, las crisis financieras y todo es muy feo...
¿CÓMO PUEDE VIVIR CON TANTAS ANGUSTIAS?
No lo sé, uno lo intenta. Allí está lo feo. Por otro lado, tengo una búsqueda de paz y de calma.
¿HA PENSADO EN EL SUICIDIO?
Desde los 15 años.
¿SIGUE PENSANDO EN ÉL?
No es una opción, creo que no debe ser una opción para nadie; espero que solo sea una fantasía recurrente porque no solucionaría nada. El suicidio, de acuerdo a mi filosofía, es continuar con el sufrimiento.
¿ES BUDISTA?
Sí, pero el budismo es inmenso. Yo practico un budismo práctico, una técnica que dice que lo que uno tiene que hacer es liberarse del sufrimiento. La máxima suprema de lo que practico dice que, para morir bien, hay que vivir bien... y en esas ando.
¿SU PAPEL EN NO SE LO DIGAS A NADIE LO MARCÓ?
Me estereotipó. Fíjese que después de esa cinta trabajé en una película española donde hacía de un gay que se travestía; después vino Antes que anochezca. Y mire, rechacé con pena el papel de Contracorriente, pero lo hice porque, después de seis años de no hacer cine, me daba flojera hacer un personaje así (le ofrecieron ser Santiago, un pintor gay, papel que al final recayó en Manolo Cardona).
ANTES QUE ANOCHEZCA ES UNA GRAN PELÍCULA. ALLÍ TRABAJÓ CON JAVIER BARDEM Y FUE DIRIGIDO POR JULIAN SCHNABEL...
Julian estaba locazo. Lo conocí en el festival de San Sebastián, donde él presidía el jurado pero andaba con unas camisas de felpa, con pareo y con chancletas (risas).
¿POR QUÉ NO SE QUEDÓ EN ESE CIRCUITO? ALLÍ SÍ HACÍA ARTE.
Por mi inmadurez emocional, por el miedo. Empecé muy chiquillo: No se lo digas a nadie la hice con 21; Antes que anochezca, con 23. Todo fue muy rápido, quizá no tenía fortaleza de espíritu. Pero, sobre todo, veía una vida que no estaba dispuesto a vivir. Sentía que era un mundo donde uno tenía que estar vendiéndose constantemente, todo el tiempo. Después descubrí que no era 'ese mundo' el que estaba mal sino 'el mundo'. Por eso preferí aislarme, retraerme; empezar a entender las cosas y a descubrir algo que me venga mejor.
ENTONCES, ¿QUÉ HIZO?
Qué hago, porque el proceso no ha terminado. Me metí a la universidad, hice fotografía, hasta que un día descubrí que no tengo muy claro qué hacer, si tener 'una carrera' es la forma de vivir.
¿CÓMO SE GANA LA VIDA?
He hecho de todo: le he ayudado a una amiga en su restaurante, y también he ayudado a un amigo en su productora. Soy responsable de lo que vivo actualmente.
SE LO VE TÍMIDO...
Más que tímido soy reservado, nervioso, temeroso… sí, soy tímido (ríe). Muchas veces la gente pone lo que le da la gana. Magaly, por ejemplo, ha dicho muchas veces "la verdadera historia", y resulta que esta termina siendo totalmente distinta de lo que presenta en el programa. A mí me ha pasado que he estado con mi hermana en la moto y han publicado "Santiago Magill ha estado con su novia". Eso le puede dar risa, pero uno se termina diciendo: "Qué mundo horrible en el que vivimos".
¿ES UN HOMBRE PREOCUPADO POR EL MUNDO, POR EL PAÍS?
No sé si preocupado, pero vivo triste por la violencia e injusticia que veo a mi alrededor.
ES UN PERSONAJE MEDIÁTICO...
No sé si eso me gusta mucho. Me genera un conflicto. En Brasil la pasé bien porque recordé lo que era el anonimato, salir a la calle y que no te reconozcan. Extraño el anonimato pero me angustia ver lo mal que están las cosas y no hacer nada. Entonces me comprometo con causas benéficas, pues allí sí sirve mi imagen pública, y me digo: "Por lo menos aquí hago algo útil" (risas).
LA TV ENTRETIENE A LA GENTE, ¿ACASO NO ES ÚTIL ENTRETENERLA?
Tengo muchas cosas no resueltas. Yo sí creo que el entretenimiento es útil, pero, por ejemplo, mi programa en Plus TV era de entretenimiento, y lo considero más útil que Torbellino (novela donde Magill trabajó). No digo que sea una mierda, pero Torbellino no va a contribuir a que una persona forme su opinión sobre la sociedad, al contrario. Mucho de este entretenimiento está hecho para que la gente no vea la realidad y no busque cosas mejores en el mundo. Y sí, es tu chamba, necesitas pagar cuentas. Yo acepto esto pero no dejo de ser crítico.
¿POR ESO SE ALEJÓ DE LA TELE?
Allí descubrí que era la vida lo que me fastidiaba, porque la sentía vacía, y no solo la mía sino la vida en general. Veo las guerras, la pobreza, las crisis financieras y todo es muy feo...
¿CÓMO PUEDE VIVIR CON TANTAS ANGUSTIAS?
No lo sé, uno lo intenta. Allí está lo feo. Por otro lado, tengo una búsqueda de paz y de calma.
¿HA PENSADO EN EL SUICIDIO?
Desde los 15 años.
¿SIGUE PENSANDO EN ÉL?
No es una opción, creo que no debe ser una opción para nadie; espero que solo sea una fantasía recurrente porque no solucionaría nada. El suicidio, de acuerdo a mi filosofía, es continuar con el sufrimiento.
¿ES BUDISTA?
Sí, pero el budismo es inmenso. Yo practico un budismo práctico, una técnica que dice que lo que uno tiene que hacer es liberarse del sufrimiento. La máxima suprema de lo que practico dice que, para morir bien, hay que vivir bien... y en esas ando.
¿SU PAPEL EN NO SE LO DIGAS A NADIE LO MARCÓ?
Me estereotipó. Fíjese que después de esa cinta trabajé en una película española donde hacía de un gay que se travestía; después vino Antes que anochezca. Y mire, rechacé con pena el papel de Contracorriente, pero lo hice porque, después de seis años de no hacer cine, me daba flojera hacer un personaje así (le ofrecieron ser Santiago, un pintor gay, papel que al final recayó en Manolo Cardona).
ANTES QUE ANOCHEZCA ES UNA GRAN PELÍCULA. ALLÍ TRABAJÓ CON JAVIER BARDEM Y FUE DIRIGIDO POR JULIAN SCHNABEL...
Julian estaba locazo. Lo conocí en el festival de San Sebastián, donde él presidía el jurado pero andaba con unas camisas de felpa, con pareo y con chancletas (risas).
¿POR QUÉ NO SE QUEDÓ EN ESE CIRCUITO? ALLÍ SÍ HACÍA ARTE.
Por mi inmadurez emocional, por el miedo. Empecé muy chiquillo: No se lo digas a nadie la hice con 21; Antes que anochezca, con 23. Todo fue muy rápido, quizá no tenía fortaleza de espíritu. Pero, sobre todo, veía una vida que no estaba dispuesto a vivir. Sentía que era un mundo donde uno tenía que estar vendiéndose constantemente, todo el tiempo. Después descubrí que no era 'ese mundo' el que estaba mal sino 'el mundo'. Por eso preferí aislarme, retraerme; empezar a entender las cosas y a descubrir algo que me venga mejor.
ENTONCES, ¿QUÉ HIZO?
Qué hago, porque el proceso no ha terminado. Me metí a la universidad, hice fotografía, hasta que un día descubrí que no tengo muy claro qué hacer, si tener 'una carrera' es la forma de vivir.
¿CÓMO SE GANA LA VIDA?
He hecho de todo: le he ayudado a una amiga en su restaurante, y también he ayudado a un amigo en su productora. Soy responsable de lo que vivo actualmente.
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